sábado, 17 de mayo de 2014

Homofobia y sexualidad en las relaciones diarias.

Pasado el día internacional contra la LGTBI fobia quiero recalcar que ni debe ser una lucha institucional ni es un problema concreto o aislado que surja sin un motivo estructural, un sistema de dominación que se basa en el aislamiento del individuo, su represión y opresión económica, social y de género. Desde comienzos de la civilización el hombre ha dominado a sus semejantes y a ese dominio siempre le ha interesado el aislamiento, la división y la diferenciación de los dominados para evitar una posible unión entre estos. Se puede considerar el patriarcado como forma de dominación que precede al capitalismo comenzando a realizar una división social del trabajo en función del género idónea para el desarrollo del capitalismo. Esta división social del trabajo en función de género persiste hasta nuestros días, relegando a la mujer a un papel reproductivo, de cuidados y tareas domesticas no remunerado ni reconocido socialmente. Sirviendo esto como introducción se puede decir que en el patriarcado también se sustenta la homofobia  ya que el varón adquiere un rol social determinado, basado en una relación concreta con los medios de producción, una serie de comportamientos asociados a su género y hasta una sexualidad determinada. Viendo todo lo mencionado como algo teórico me gustaría reflejar como se traslada a la vida cotidiana, desde el lenguaje, los prejuicios, los roles de género, etc. En un día corriente en cualquier instituto es lo más normal del mundo oír expresiones como "que te den por culo" que están dotadas de un claro contenido homófobo y que son usadas sin conciencia por la mayoría de la juventud, "maricón" es usado constantemente con un caracter peyorativo y un largo etc de expresiones de este tipo. Me hace mucha "gracia" observar como el género femenino es capaz de expresarse afecto entre si (besos, abrazos, etc) y sin embargo estas expresiones están estigmatizadas entre los hombres y son vistas como propias de homosexuales y además de forma negativa, este tipo de comportamientos ha calado tan hondo que no somos conscientes de ello en muchas ocasiones (me incluyo). También es reseñable los prejuicios existentes en la forma de vestir o de expresarse, la incapacidad de los varones para expresar ciertas emociones (tristeza) por miedo ha ser considerados débiles, el sexismo en la elección de prendas de vestir, el desprecio a una mujer por adoptar ropa supuestamente de hombre, estos son solo algunos casos de los muchos que se dan día a día y que solo con reflexión, autocrítica y lucha podemos erradicar.

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