domingo, 25 de mayo de 2014

Votar o no votar, delegacionismo y parlamentarismo burgués.

En el momento cumbre del proceso electoral, el día de votación, todo son debates sobre que elección es mejor: votar a este o al otro partido, votar en blanco, abstenerse, etc, sin embargo habituándome estos debates están cargados de tópicos y les falta un análisis profundo de la realidad. Desde una perspectiva libertaria históricamente se ha defendido la abstención activa ante las elecciones a cualquier institución burguesa, para entender esta postura hace falta contextualizar el origen de los estados modernos basados en el parlamentarismo y por tanto en las elecciones. El estado surge a la par que la propiedad privada, como instrumento de los propietarios para mantener sus privilegios mediante el uso de la fuerza, el estado es el instrumento que las clases dominantes usan para imponer su autoridad y su punto de vista sobre las clases dominadas. Como todas las estructuras de dominación evoluciona dando lugar a nuevas formas, a partir de la revolución francesa surge el estado moderno basado en el parlamentarismo y la división de poderes, esta institución surge de las reclamaciones de la burguesía contra el sistema feudal-absolutista. Desde el surgimiento del movimiento obrero la participación o no en las instituciones burguesas (parlamentos, ayuntamientos, comités de empresa, etc) ha suscitado gran polémica y debate pero si hay algo que empíricamente a quedado demostrado es que las grandes conquistas sociales han venido de la lucha y más concretamente de la lucha violenta, (aunque quede feo y moleste a los pequeño burgueses pacifistas) la consecución de la jornada de 8 horas en EEUU, en España, la erradicación del trabajo infantil, la colectivización de la tierra, el derecho a huelga incluso el propio sufragio universal femenino son solo algunos ejemplos de grandes conquistas llevadas a cabo en las calles a través de mucha sangre y sufrimiento.
Mucho tiempo ha pasado desde que todas esas conquistas se dieron y el viejo debate sobre el voto continua dándose, mucho tiempo después seguimos viendo como las grandes conquistas que siguen llegando se dan desde la calle, desde la autonomía, el antidelegacionismo, la acción directa y el apoyo muto, conquistas como la del barrio de Gamonal y otras no tan mediáticas conseguidas en los puestos de trabajo a través del anarcosindicalismo, consiguiendo arañar cantidades importantes de dinero a grandes empresas incluso a multinacionales, consiguiendo readmisiones y mejoras laborales de todo tipo. Y ahora que las tácticas anarquistas están más vigentes que nunca también lo está su discurso, la acción directa (actuación sin intermediarios) frente a la delegación, ya sea en políticos, sindicalistas profesionales o cualquier otro mediador entre clases.
En el campo laboral cada día el sistema de representación sindical tiene menos apoyos y legitimidad, los trabajadores cansados de sindicatos que colaboran con la patronal, firman despidos y congelan salarios han perdido toda su confianza en ellos, frente a ese sindicalismo pasivo se ecuentra una alternativa: la implicación directa de los trabajadores en los asuntos que les conciernen y su organización en asambleas donde nadie es más que nadie.
En el campo de la política profesional el hartazgo de la población también es notorio, hartazgo de la corrupción, el incumplimiento de promesas, la miseria, etc y frente a la política basada en el cheque en blanco, la delegación y las reformas parciales existe una alternativa de lucha radical, asamblearia y autónoma, ejemplo de ello son movimientos como la PAH, las asambleas de barrios o las asambleas de los profesionales de la sanidad entre otros, movimientos que no necesitan de profesionales que dependen de instituciones financiadas por grandes empresas, que no crean jerarquías ni dependen de nadie.
Democracia no es meter meter un papel en una urna cada 4 años, democracia es tomar las decisiones que nos afectan a nosotros mismos.
 ¡NO VOTES, TOMA EL CONTROL DE TU VIDA!

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